En 1963 tocaron con asiduidad en el Crawdaddy Club. Allí hicieron sus primeros fans, incluidos cuatro muchachotes de Liverpool. George Harrison los recomendó a la Decca y les prestó a un asesor como manager, Andrew Loog Oldham. Echaron a los últimos músicos pasajeros, consolidaron los que tenían y así empezó todo: Jagger, Richards, Jones, Bill Wyman (bajo), Ian Stewart (piano) y Charlie Watts (batería) grabaron su primer sencillo: “Come On”, de Chuck Berry.
Eran tiempos de singles y un “prestado” de Los Beatles, “I wanna be your man”, fue su primer éxito. Los Stones reunían los requisitos para ser nuevas estrellas, salvo un detalle. Comenzaban los 60s. Flequillo, saco y corbata, covers de blues, rockabillys. Eso era lo que gustaba a las niñas. Pero los Stones lucían muy zaparrastrosos para los estándares de la época. Fue allí cuando otra verdad se reveló: los zaparrastrosos también gustan a las niñas.
Fue sencillo, Richards se enamoró de la novia de Brian. Anita Pallenberg era una belleza refinada de alto nivel intelectual que hechizó a Keith. Por efecto de las adicciones, y un empujoncito de parte de la banda, Jones fue eyectado de los Stones, junto con Oldham, y después murió. Sin su músico más ecléctico, los Rolling se concentraron en lo mejor que sabían hacer: Rock & Blues duro y parejo.Oldham tenía una estrategia: vender a los Stones como la contracara de los Beatles. Para el primer LP, reunió un conjunto de viejas canciones que los Stones grabaron en una toma y el disco anduvo bastante bien. Pero fue en 1965 cuando publicaron “(I cant get no) Satisfacion”; la banda también podía componer temas propios. Y estos eran fuertes. Sexo y drogas. Tras un puñado de LPs de carácter psicodélico, fruto de la influencia de Jones, una feroz interna se desató en la banda. Básicamente, el diablo metió la cola… con forma de mujer .
Fueron cinco años. Entre heroína, sexo libre, alcohol, detenciones y fugas, la banda grabó un poker de álbumes que selló la historia del rock and roll crudo: “Beggars banquet” (1968), “Let It Bleed” (1969), “Sticky Fingers” (1971) y “Exile on main Street” (1972). Basta de generación del amor (más aún después de un concierto trágico en Altamont), basta de Flower Power; el mundo de Vietnam y guerra fría se caía a pedazos y allí Jagger/Richards encontraron su mejor sintonía para dibujar pesadillas musicales.
Después de esa seguidilla pasaron algunas cosas. Entraron y salieron algunos músicos (Mick Taylor, pasajero; Ronnie Wood, para siempre); la policía se encaprichó con Richards; otros discos no anduvieron.
más de cincuenta años de historia Stone
Las últimas tres décadas de los Stones corren de un modo distinto. Como amoldándose a los tiempos, sus últimas placas jamás despertaron entusiasmo, pero la banda creció y crece en el ruedo en vivo. Lugar que pisan, lugar que incendian. Son las majestades satánicas. Son el rock & roll. Nunca mejor dicho. Ellos son el rock & roll.
The Harlem Shuffle:
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